Aquel 10 de Septiembre en que tome el primer avión en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragon de la ciudad de Cali no me imaginaba que mi vida cambiaría para siempre. No volvería a ser la persona de siempre, no volvería ver las cosas de la misma manera. Algunas veces cuando lo comentas con personas que no saben y/o no han experimentado esta sensación puedes pasar por presumido, creo que no hay realmente ninguna manera de describir este sentimiento a los que no lo han experimentado en carne propia, sin embargo, se que quienes viven o han vivido en el extranjero pueden entender a que me refiero.
Durante mis primeros días en Turin, me invadía una extraña sensación de volver a ser un niño, quien debia aprender prácticamente desde cero todas las conductas cotidianas de un adulto de esta cultura y las cosas que en Cali, para mi, eran tan comunes como tomar el transporte publico, consignar dinero en el banco y contactar personas telefónicamente se convirtio en un verdadero calvario.
Y ni hablar del cambio de idioma, una de las principales herramientas al momento de las relaciones interpersonales e inserción en la sociedad, los primeros días y hasta meses era un completo balbuceo y hasta sentía que la gente se reía de mi.
Durante esos primeros días todo me tomaba mucho mas tiempo, ir al supermercado era difícil no encontraba lo que buscaba y en cambio descubría cosas que hasta el momento ignoraba de su existencia.
Màs que mis experiencias y anécdotas que fueron muchas, desde robos, borracheras y risas, quería expresarles los sentimientos presentes en mis primeros dias lejos de casa....
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